sábado, 26 de noviembre de 2011

INSTRUCCIONES DE LUNES FRÍO

INSTRUCCIONES DE LUNES FRÍO

Sírvase una copa de vino dulce.
Deje caer el bolso sobre el suelo.
Deje que todo caiga
lo que la lluvia de noviembre recogió
de sus hombros. No es fácil
le advierto
si recuerda
que tan sólo ha terminado una jornada:
el trabajo.
No recuerde los restos
de la cena de ayer abandonados
la mermelada roja
donde anida una hormiga.
Olvídese del mundo.
Del hombre que doblado le estiró del abrigo.
De la mujer que cuenta cómo perdió una casa.
Y abra la botella.
Elija un rincón donde haya poca luz.
No se moleste en espantar las sombras.
Alguna melodía,
sonidos de gramófono antiguo.
Tal vez un fado, Gardel, una canción francesa.
Por supuesto, no escuche la letra.
Ni atienda a melodías. Su cerebro
está blanco.
Olvide las denuncias, las mentiras, las reuniones, la falsa
sonrisa de cristal de despacho.
Cierre los ojos. Le dije, no era fácil.
Permanezca inmóvil.
Cuando la noche le devuelva el aliento,
llene la bañera.
Mucha espuma. No
coja ningún libro. Tal vez
un cigarrillo pero sólo
si no va a preocuparse de cenizas
de humedades.
Sumerja la cabeza.
Escuche la oquedad de los vecinos de
abajo
la niña patalea en ruido sordo.
Mantenga la cabeza sumergida. Deje
que emerja a flotar alguna parte
del cuerpo
que roce los vapores.
Y cuando salga, el agua caerá como riachuelos
pierna abajo, sienta
las cosquillas del agua.
Cene algún fruto.
Mastique la hinchazón,
Reviente pulpa dulce.
Y duérmase tranquilo:
el lunes ha pasado.

Aroa Moreno

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